Trabajando como intern - graphic designer en The Story Museum, llego como cualquier martes a la oficina y mi jefa me alcanza un pincel fino recién comprado, tinta negra y un marcador de tiza. "Necesitamos que pintes dos carteles en el frente" mientras me pasaba una escalera. Por qué yo? nunca me vio haciendo algo parecido y había gente que tenía mas experiencia que yo para ese tipo de cosas "No importa la caligrafía, hacelo como quieras". Ok, ¡qué?! y si sale mal? y si no queda bien? esto va a quedar pintado en la puerta de entrada del Museo!
No les niego que me gusta la idea de hacer algo que este a la vista de la gente que pasa por la calle, pero tampoco les voy a negar que temblé 20 minutos antes de asentar el pincel con tinta hasta que hice el primer trazo y ya no había vuelta atrás. Cuando terminé me sorprendió el sentimiento que tenía, porque no estaba tan preocupada por el resultado final, ya estaba hecho. Y la idea de haber contribuido en un cartel de bienvenida en el momento que era necesario y con los recursos que había, me enorgulleció. Me di cuenta que las cosas que admiramos están porque alguien las hizo. Probablemente con muchas inseguridades y pruebas y error, pero se hacen. A veces nos pasamos la vida planeando lo que pensamos que va a ser "el" gran proyecto, "el" gran diseño, pero nunca nos embarramos para sentir el gusto del proyecto que arranca, mejor o peor, pero arranca.
Cuántas son las cosas que tenemos pendientes por hacer y que no nos animamos a dar la primer pincelada? La determinación puede ser un buen punta pie!
Gracias por pasar.
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